sábado, 16 de junio de 2018

LA TRISTE SUERTE DE LA UFOLOGÍA


LA TRISTE SUERTE DE LA UFOLOGÍA

(por Gabriel Wüldenmar Ortiz)

El estudio del fenómeno OVNI parecía un campo prometedor, como el estudio de cualquier anomalía, que siempre constituye una frontera de la ciencia y, por tanto, una zona de crecimiento natural para la misma. Astrónomos, estadísticos, físicos, meteorólogos, militares, psicólogos, sociólogos, etc. se daban cita para tratar de desentrañar un fenómeno en el que, básicamente, personas creíbles tenían experiencias increíbles. 

Desgraciadamente, a partir de las décadas de 1980-1990, el fenómeno fue gradualmente quedando en manos de charlatanes, mercachifles, sectarios y especuladores. Siempre los hubo, pero eran los menos y objeto de desconfianza y sorna, pero con la generalización de Internet, esta situación ha ido empeorando. Hoy en día, con tanto oportunista y advenedizo haciendo videos absurdos y especulativos en Internet, la ufología se ha convertido en una comedia grotesca. No es que los investigadores serios y metódicos no existan (muy minoritarios), pero, sin duda, han perdido protagonismo e iniciativa en una ufología (estudio del fenómeno OVNI) que se ha convertido en ufolatría (culto a los nuevos dioses aliens). Usar la cabeza y evaluar datos es mucho más complicado y menos excitante y rentable que dedicarse a contar historietas para legiones de rentables crédulos con buenas tragaderas en videos de Youtube... Esa es la triste suerte de la ufología actual.

Todo el mundo tiene derecho a expresar sus opiniones, a narrar sus supuestas experiencias, pero merece estar bajo la mirada severa de la crítica aquel que se dedica a vender humo y medrar con ello sin fundamento alguno, una conducta que no me siento inclinado a tratar con eufemismos. Ciertamente, la experiencia es la madre de la ciencia, pero se trata de una experiencia pautada, sistemática y verificable, no de admitir cualquier ocurrencia como válida. Yo podría contar mis experiencias con los ovnis porque sé que son reales, pero como no puedo demostrarlas y nadie tiene por qué creer en mi sin conocerme de nada, prefiero guardarlas para mí y mis íntimos, y hablar de las experiencias que cuentan con evidencia verificable (filmaciones, fotografías, registros de radar o de sonar, huellas, análisis químicos, efectos electromagnéticos o electromecánicos, fuentes altamente fiables, informes oficiales, etc.). Esta evidencia me sugiere que el fenómeno ovni es real, que es físico - tecnológico, y que probablemente es de origen extraterrestre (sí, ya sé que no es la moda). Puedo analizar también el fenómeno desde el punto de vista sociológico, psicológico, antropológico transcultural, etc. Pero más allá de lo dicho, sólo hay especulación, ilusión, charlatanería y negocio.

El estudio sistemático de cualquier fenómeno es racional. Si renunciamos a eso en el tema ovni, la ufología muere para dar paso a la ufolatría, en la que los seres que están detrás del fenómeno OVNI adoptan categorías de nuevos dioses en un mundo desacralizado, pues son omnipresentes, omniscientes y omnipotentes, creadores nuestros (e incluso de la vida), salvadores y dueños de nuestra existencia, de nuestra mente, de nuestro destino, sanadores milagrosos, providencia que nos acompaña y observa, objeto de nuestras meditaciones, inspiradores de nuestras ideas, autores de nuestros logros, maestros de todo conocimiento, divinidades y demonios de nuestra historia en todos los pueblos, etc. Si esto no es convertir la ufología en una religión (ufolatría), no sé qué otra cosa pueda ser.

Y a eso, la verdad, no estoy dispuesto. No quiero una ufología que admite como pura verdad cualquier delirio individual, cualquier historia bizarra, cualquier afirmación de gurúes e iluminados, que extiende la superstición, que aleja a cualquier persona con sentido racional y crítico. Quiero una ufología que una persona científica y sensata pueda estudiar sin sentir vergüenza de decir: soy ufólogo (además de físico, astrónomo, matemático, psicólogo…).

Otra cosa es que se pueda filosofar en ufología, pero siempre en base a las evidencias y a argumentos lógicos y desde la probabilidad, no desde la afirmación rotunda. Por ejemplo, se me ocurre que no es probable que nuestros distintos visitantes sean malos conscientemente en el sentido humano: crueles, egoístas, violentos. No es probable porque:

1) Probablemente, civilizaciones que son capaces de manejar la energía y la tecnología al gran nivel que se requiere para visitarnos a estas distancias y para mostrar las prestaciones que revelan estos objetos, ya se habrían autodestruido (en una guerra o asolando su mundo) si poseyeran una mentalidad agresiva, codiciosa, egoísta, cruel, basada en la competición sin cuartel en vez de en la cooperación. Podría existir así un filtro que eliminase a civilizaciones hostiles: mucho poder en manos no éticas ni cooperativas llevaría a la destrucción.

2) Esa evidente superioridad tecnológica que exhiben les habría permitido aniquilarnos o someternos hace siglos o milenios (pues está claro que nos visitan hace mucho), y no ha sido así.

3) El análisis detallado de la casuística OVNI nos permite concluir que el fenómeno es masivamente pacífico, inocuo, no agresivo hacia el hombre. En el 97% de los casos la interacción no es dañina para nosotros, y si analizamos el 3% restante, en la casi totalidad en que hay personas lesionadas, fuimos nosotros, los terrestres los que agredimos primero.

Lo que no quiere decir que todos sean buenos en el sentido que entendemos nosotros (y menos mesiánicos-angélicos como los presentan los contactados). Los hay, si nos centramos en las abducciones, que muestran comportamientos lesivos para el ser humano. Pero estos comportamientos no parecen basarse en una maldad moral sino en una mezcla homogénea de tres factores:

a) Dificultad para entender sentimientos y emociones por parte de los abductores.

b) Un sentido utilitario como el que desarrollamos con los animales, a los que les hacemos "lo que tenemos que hacer" para un fin determinado sin la intención de hacerles daño porque seamos crueles o malvados o sádicos.

c) Ausencia de individualidad personal; se trata de seres que parecen obedecer a una mente colectiva, una mente-colmena, lo que lleva al punto "a".


4 comentarios:

  1. La Ufologia como acumulación de datos y de experiencias efectivamente se ha ido perdiendo en un marasmo de intrigas y de especulaciones banales totalmente gratuitas que finalmente han desembocado, gracias a ese monstruo en parte que es YOUTUBE, desde hace aproximadamente una década. Recuperar una investigación seria SOLO ES YA POSIBLE a nivel individual.
    Aun no siendo ese mi campo, me ha obligado a ECHAR DE MENOS AQUELLOS DEBATES DONDE SIEMPRE ASISTÍA ALGÚN CIENTÍFICO AGNÓSTICO que al menos imponía cordura entre tanta demencia y relato fantasmagórico.
    J. R. Valle
    Ufólogo de la Corriente Generalista entre 1989 y 2010.
    Desde 2010 Ufóogo cristiano.
    Titulado en Investigación Criminal (formación universitaria de tipo complementario)
    Técnico en Sistemas Microinformáticos.
    Técnico Intermedio en Prevención de Riesgos Laborales.
    Titulado en Protección N.B.Q.

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  2. Es que ahora todo es FENOMENOLOGIA y no hay nada de Espiritualidad

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  3. Hola Gabriel. En el punto 1 das en el clavo: las civilizaciones tecnológicas estables son altruistas. Tal vez le quitaría el "probablemente" que escribiste al iniciar. Existe una relación entre el tamaño de la tecnología que una especie puede desarrollar y el comportamiento que es capaz de presentar. Allí hay una poda selectiva. Si miramos el cielo con un telescopio grandote solo veremos civilizaciones altruistas porque las egoístas ya se extinguieron o todavía no nacieron.
    Lo que hace que una especie atraviese el filtro es su genética. El altruismo requiere de una genética para funcionar durante mucho tiempo.
    Saludos.

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