Por Gabriel Wüldenmar Ortiz
¿Cómo surgió la humanidad? La explicación materialista convencional, pretendidamente científica, es que el hombre, como cualquier especie, es producto de una evolución ciega mediante ensayo-error. La religiosa es que Dios creó al hombre. No tienen por qué oponerse si la religión, saneada, renuncia a un literalismo ingenuo y fundamentalista de los textos sagrados, y la ciencia admite que la evolución no es ciega sino representa el desarrollo automático de un programa inteligente planificado.
Sin embargo,
últimamente se pretende sostener una tercera alternativa: los extraterrestres
son nuestros creadores mediante técnicas genéticas. Como a favor de ésto no hay
más que textos erróneamente traducidos y sacados de contexto, suposiciones,
mucha fantasía y fanatismo neo-religioso (ufolatría o culto a los aliens),
algunos partidarios de esta idea insisten en señalar la evidencia (correcta) de
que el ADN no pudo surgir por azar, sino que es una codificación de información
de origen inteligente (un ejemplo de "diseño inteligente"). Pero
¿solucionan los extraterrestres el misterio de nuestro origen? ¿Avala el diseño
inteligente una intervención alienígena en la creación del hombre?
En realidad la evidencia de diseño
inteligente avala la existencia y acción de Dios, de la Mente o Consciencia
Suprema, pero no la teoría de que fuimos diseñados por extraterrestres (como
pretenden también algunos científicos o grupos de neognósticos ufólatras new-age). Y ello por
varias razones:
1) La primera es que el diseño inteligente del ADN está demasiado
difundido en toda la vida para poderse atribuir a una intervención alienígena puntual
en condiciones razonables. Los misterios del ADN no se limitan al ADN de
una especie concreta -por ejemplo, el ser humano-, sino que están presentes en
cualquier ADN: desde las bacterias hasta el hombre, pasando por hongos,
plantas, animales de todo tipo. Por tanto, el hombre no tiene nada especial al
respecto y no es objeto de un diseño separado de los demás, sino que ¡la vida
entera es un prodigio de diseño! El ADN de una simple bacteria ya es una
evidencia del diseño inteligente. Y, por supuesto, no hay ninguna evidencia de
una civilización ¡capaz de existir durante 3.800.000.000 de años!, que fue
cuando surgió el ADN en nuestro mundo, y que haya tenido que estar diseñando
cada especie de bacteria, cada especie de hongo, cada especie de planta, cada
especie de animal y finalmente la humana. En efecto, en cada paso, aparece codificada
información nueva y específica para cada especie, y dicha novedad no procede,
como exigen las leyes de la información, de ninguna clase de materia. Por
tanto, si atribuimos a los extraterrestres el diseño inteligente que obviamente
presenta el ADN, entonces ellos tuvieron que intervenir constantemente una y
otra vez en cada especie de ser vivo durante un tiempo completamente desmesurado,
de lo cual no hay evidencia y resulta absurdo.
2) La segunda es que cualquier mezcla natural con
genes alienígenas sería imposible (por el grado enorme de aislamiento genético,
por no hablar de diferencias en el sistema reproductor), y si fuera artificial,
dejaría demasiada evidencia genética detectable (que no existe).
En efecto, si dos especies de la Tierra no pueden
mezclarse genéticamente con descendientes fértiles, ¿cómo lo van a hacer dos
especies de mundos completamente separados con una evolución independiente? Esto es lógico,
porque, con las enormes diferencias genéticas que se
dan entre las especies que existen en la Tierra -y eso a pesar de que todas
estamos emparentadas unas con otras de forma más o menos remota- ¿cuán
diferentes seríamos de una especie inteligente (o sea, al final de la larga
cadena evolutiva en su mundo, tras elegir entre innumerables caminos posibles)
y sin ninguna historia genética común con la nuestra (al proceder de un medio
completamente aislado de la Tierra desde el principio, como sería otro planeta
a años luz de aquí)? Enormemente diferentes e incompatibles de forma natural. Así,
desde el punto de vista genético, la posibilidad de que una especie alienígena
sea compatible genéticamente con nosotros es tan infinitesimal que puede
considerarse imposible. La posibilidad de una mezcla natural debe despreciarse.
La única posibilidad de que los extraterrestres
hubieran intervenido en el ADN sería de manera artificial, mediante ingeniería
genética (diseño inteligente) pero, en ese caso, necesariamente, esa
intervención sería muy evidente, se detectaría muy fácilmente al ser la unión
de bases genéticas muy diferentes e incompatibles de forma natural. Y ello por
tres razones:
a) Si los extraterrestres hubieran intervenido en algún
punto de la cadena evolutiva para mezclar (mediante ingeniería genética) sus
genes con alguna clase de seres vivos terrestres, alterando el ADN, lo
notaríamos claramente porque los genes de
los seres vivos derivados desde ese momento de la intervención en adelante y
pertenecientes a una misma línea filogenética, serían sumamente diferenciables de los del resto de seres vivos terrestres.
No detectamos eso, por lo que la posibilidad artificial debe descartarse.
b) Debido al parentesco del ADN que existe entre
todas las especies vivas de la Tierra, cualquier intervención artificial externa
sería muy evidente. Todas las especies tenemos parentesco genético unas con
otras, que es más o menos acentuado según nuestra mayor o menor proximidad
filogenética y parecido (ej.: los humanos tenemos
genes comunes con la cebolla, pero más con la mosca, más aun con el perro y mucho
más todavía con el chimpancé), por lo que habría que suponer que los
alienígenas no pudieron manipular solamente a una especie (digamos, por
ejemplo, al hombre), sino a TODOS los seres vivos existentes. De lo contrario,
la especie manipulada se diferenciaría notablemente de todas las demás. No detectamos eso,
por lo que la posibilidad artificial debe descartarse. Así, si con el chimpancé, a pesar de que es de
nuestro planeta y pariente cercano nuestro, ya hay una diferencia de más o
menos el 2% ¿cuánta diferencia debería detectarse en una especie (por ejemplo,
la humana) que tuviese ADN alienígena? Sería brutal, pero no ocurre.
c) La
intervención alienígena debería dejar marcadas diferencias genéticas en la
especie o subespecie alterada, muy probablemente macroscópicas-morfológicas.
No habría razón alguna para tomarse tales molestias para insertar sólo rasgos
irrelevantes (que no se notarían demasiado respecto al resto de los seres vivos).
La gran diferencia del hombre con el resto de las especies radica en su mente o
consciencia, y no hay evidencia de que ésta se explique por algún añadido genético
extraño.
3) Otro problema es
el de la sucesión infinita. En
efecto, el recurso a extraterrestres creadores no soluciona nada, porque su ADN
sería tan complejo, ordenado e improbable al azar como el nuestro, pues los
supuestos extraterrestres diseñadores también serían, sin duda, seres
evolucionados e inteligentes. Entonces ¿quién diseñó inteligentemente el ADN de
estos seres creadores? ¿Otros seres espaciales más antiguos aun? ¿Y quién
diseñó el ADN de éstos? No se puede admitir una prolongación indefinida de
seres creadores (en el supuesto de que exista alguno de ellos). En algún punto
hemos de detenernos y admitir que una Inteligencia Increada, que llamamos Dios,
realizó el diseño inteligente de la vida. Pero, en tal caso, no es preciso
admitir, para explicar el ADN, una intervención extraterrestre sino una
Inteligencia Suprema a nivel cósmico.
4) El cuarto problema
para la tesis alienígena es que el diseño
inteligente no se limita a la vida sino afecta al mismo universo, que, a
partir de lo que conocemos como “condiciones iniciales de las variables
fundamentales”, está finamente ajustado de muchas maneras extremadamente
específicas y sincronizadas que afectan a muchas clases de variables
fundamentales (es decir, de “fábrica”, no derivadas de otras) para que el
universo no sea cualquiera, sino un universo compatible con (y favorecedor de)
la vida.
Estas condiciones, insistimos, son iniciales, es decir, se ajustaron finamente
justo en el instante de la creación del propio universo, lo que significa que
ninguna criatura del universo (lo que incluye a cualquier extraterrestre
imaginable) pudo ser la autora de de ese diseño inteligente, sino,
necesariamente, una Inteligencia Trascendente anterior al propio universo, para
poder fijar sus condiciones “antes” de que éste existiera. Y esa Inteligencia
debe ser inmaterial y trascendente al propio universo, pues existía sin éste
para poder crearlo. Este Espíritu es lo que, tradicionalmente, llamamos Dios.
5) Como documentó el Dr.
Marcos Eberlin,
la inteligencia requerida para explicar
la información que subyace y fundamente la vida debe ser necesariamente una
Inteligencia Infinita, que es lo que siempre hemos llamado “Dios”, y ningún
ser finito (como podría ser un extraterrestre o grupo de extraterrestres), por
ser limitado, podría tener una inteligencia infinita (sino limitada).
Así pues, las evidencias biológicas y cósmicas de diseño inteligente no son aval para la tesis alienígena, pero sí para la trascendente.
* Para saber más...
Sobre el misterio del origen de la vida y las evidencias de diseño:
Sobre el enigma del origen del hombre:
Sobre el diseño a nivel cósmico:
Sobre la existencia de aliens:
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