¿QUIÉNES
SON REALMENTE LOS MAESTROS ASCENDIDOS?
(Por
Gabriel Wüldenmar Ortiz)
Muchos grupos ocultistas de corte
teosófico o la Nueva Era mantienen cultos, canalizaciones y rituales con una
especie de personajes divinizados a los que denominan “maestros ascendidos”. En realidad muchos fueron personas reales del s. XIX
denominadas con nombres exóticos por Elena Blavatsky, fundadora de la teosofía.
Así, el maestro “Chohan” en realidad fue Baba Khem Singh Bedi, un
gurú sikh por herencia y envuelto en conspiraciones anti-inglesas. “Hilarion” fue
Ooton Liatto, un mago chipriota. El maestro “Koot Hoomi” en realidad fue
Sirdar Thakar Singh Sandhanwalia, fundador del Singh Sabha. “Morya” fue
Ranbir Singh, maharajá, estudioso del hinduismo, revolucionario y ocultista
involucrado en la alquimia y ciencias ocultas de la India. El maestro “Djwal Kul” era
en realidad Sirdar Dayal Singh Majithia, periodista y líder político. Nada especiales, como vemos.
Hay
muchas razones para sospechar que tras estos “maestros” actualmente se ocultan seres espirituales capaces de engañarnos
y de disfrazar sus intenciones, hacernos sentir sensaciones maravillosas y prodigios
a nuestro alrededor:
1) Estos “maestros” no se consideran meros siervos y
auxiliares de Dios, ni sometidos a Él, sino que centran el culto o el
protagonismo en sí mismos (engrandeciéndose y auto alabándose, ej: “nosotros,
Seres Perfectos y poderosos”, “Yo, Ser Puro y Magnífico, Autoridad y
Gobernante...”, “Ellos solos son eternamente Maestros”, “...en amor y
obediencia al servicio de Ellos”) en vez de en Dios, algo muy típico del
demonio, que busca ser adorado. En contraste con esto, nótese que Cristo, que
no hizo alarde de su condición divina, enseñó que sólo Dios es Maestro, todos
los demás somos discípulos, y que sólo Dios es Perfecto.
Estos
“maestros” -que se autotitulan “Dioses” (los del paganismo antiguo) y son la
“luz del mundo”- a menudo se consideran iguales a Cristo (o incluso superiores
a Él: Saint Germain perfecciona el ministerio de Jesús y tiene Ley y Autoridad
superior a la del Nazareno, un mero hombre evolucionado como tantos). Muchas de
esas canalizaciones y “maestros” buscan arrojar una imagen disminuida de Él,
enseñar falsedades fantasiosas, asegurar que los Evangelios han sido superados,
y destruir el cristianismo. Son los falsos profetas-mesías que han de venir
para engañar a muchos con prodigios (Mt 24,23ss.pp.), los demonios disfrazados
de ángeles de luz para engañar (2Cor 11,13), ángeles caídos que predican evangelios
distintos (Gál 1,8).
De uno
de estos seres (“el gran director divino”) se dice que tiene un aspecto
terrorífico; otro (Oromasis) es el príncipe del elemento fuego y pareja de
Diana (la tradicional reina de las brujas); otros se autodenominan directamente
dioses (de las montañas, de la naturaleza, etc.) destacando el “dios del oro”
que promete la abundancia y que confiesa dominar el poder financiero del mundo
(justo como el demonio en Mt 4,8-9). Otro de estos es Elohim Cyclopea
(dios-gigante, o sea un nephilim o demonio del A.T.) cuya presencia hay que
adorar. A todos se les debe amar (son nuestros salvadores porque nos
divinizan), como al ego mismo (que es nuestro dios interior, el único que hay,
la única Autoridad para cada uno; cada uno de nosotros es la Autoridad, el
Poder y la Gloria).
2) Sus enseñanzas nos centran en nuestro ego (cada uno
de nosotros es Dios -enseñanza de la Presencia “Yo Soy”- y debemos adorarnos a
nosotros mismos; hay que buscar éxito, permanente belleza externa y dinero con
ayuda de esos seres, el mayor servicio es servirnos a nosotros mismos). Por el
contrario, la verdadera enseñanza y la experiencia de Dios, la verdadera
mística o espiritualidad: a) nos centra en Dios, b) debilita nuestro ego
enseñándonos nuestra pequeñez en vez de deificarlo o de recrearnos en él, c)
nos saca de nosotros mismos y de la contemplación y engrandecimiento de nuestro
propio ego para abrirnos al servicio solidario a los demás, y d) aumenta en
nosotros la virtud y la sabiduría. Todo lo que no tenga estas cuatro notas no
es de Dios.
Además,
los verdaderos milagros de Dios no son para nuestro servicio o para adular
nuestro ego, sino para alguna o algunas de estas finalidades: 1) manifestar la
gloria de Dios, 2) proveer para su servicio, 3) proveer para la ayuda a los
demás.
3) Sus enseñanzas dicen que la solidaridad práctica, la
oración (hablar con Dios centrándonos en Él y no en maestros o energías) o la
creencia en una doctrina correcta (nunca se prescinde de una creencia, incluso
cuando elijo creer que mis sensaciones son la verdad), son cosas que están
superadas, que ya no hacen falta, etc. nos parezca, lo que sintamos o nos hagan
sentir. Por el contrario, Dios enseña
que nada puede dispensarnos de tales cosas y que en ellas está nuestra
salvación: seremos juzgados por el amor a Dios y al prójimo. Por otro lado, no
se pueden olvidar directrices doctrinales que siempre hacen falta para
mantenernos alerta frente al engaño ajeno o al autoengaño, para discernir qué
es y qué no es verdadero, para ser prudentes y saber dónde nos metemos y a qué
nos abrimos. Una correcta doctrina (a la que manifiestan, lo mismo que a los
signos cristianos, una sospechosa “alergia”) permite detectar una gotita de
veneno (mentira) en una gran masa de manjares (verdades).
4) Frente a lo que dicen estos “maestros”, la clave de
la iluminación y la salvación no es ni puede ser ninguna técnica mental o
mágica al alcance de unos pocos iniciados, sino sólo y exclusivamente esto:
amar (y por tanto conocer y adorar) a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como
si fuera yo mismo, lo cual está al alcance de todos, que es lo que Dios quiere
(“Padre, te doy gracias porque has revelado todas estas cosas a los sencillos y
no a los sabios según el mundo”, dijo Jesús). De lo contrario habría que ser un
dotado psíquico para acercarse a Dios, y eso es absurdo.
Las
técnicas pueden ser ejercicios mentales útiles, pero basar nuestra
espiritualidad en ellas tiene sus peligros:
a)Nos somete
de nuevo al ritualismo obsesivo del que Cristo ya nos libertó. Para los judíos
de su tiempo, los rituales tenían que ser de estas o aquellas maneras para
lograr propósitos específicos, o de lo contrario no se lograrían estos. En
cambio, Cristo nos enseña que los rituales específicos y las fórmulas
prefijadas (ej: visualizaciones, ejercicios mentales, uso de colores, normas
alimenticias, etc. que tienen que ser de tal o cual forma para lograr este o
aquel efecto) a Dios no le importan sino el amor y sencillez del corazón, la
rectitud de la intención y la acción buena.
b)Las
técnicas pueden hacernos creer que nosotros somos dioses, que dominamos las
fuerzas del universo con esas técnicas para lograr lo que deseamos, y por tanto
la oración humilde de sometimiento a Dios y a su voluntad (así como a nuestro
remanente o “karma”) no es necesaria (por ejemplo, dicen que los
decretos-afirmaciones de poder – origen de la actual moda del “pensamiento
positivo” - son más que la oración). Esta actitud nos saca de la religión y nos
entrega en manos de la magia (muchos de los rituales e instrucciones dados por
los “maestros” son magia ritual), donde
no es la voluntad de Dios la protagonista, sino el poder y la voluntad de cada
hombre-dios, idea luciferina por excelencia.
c) Nos hace
creer que estamos exentos de la práctica de la virtud, de la búsqueda de la
justicia y de la solidaridad, porque con dichas técnicas ya hacemos lo bastante
por los demás y por mejorar el mundo. Con eso se nos priva de la mayor de las
virtudes y único signo infalsificable de Dios: el amor al prójimo. Se nos hace
creer igualmente que con esas técnicas (por ejemplo, la “llama azul”) estamos
protegidos de nuestras imperfecciones,
sustituyendo así la práctica y la necesidad de la ética.
Estas entidades han instituido un verdadero culto neo paganista con un verdadero santoral de nuevos demigods, algunos de loc uales se nombran asi mismos: Diosa Kwan Yin, Lady Nada, El Morya, Koot Hoomi, Serapis Bei, Maestro Dwal Kool Lando, Preste Juan, Saint Germaine, Lady Roweena, El Tibetano, etc etc etc... por supuesto todos son bellísimos y preciosos, todos juntos dicen que el Juicio Final no vendrá, que no hace falta (haciendo al mal y a Lucifer eternos e invencibles) no existe el pecado, Cristo no era el Hijo de Dios sino una encarnación más de seres como Buda, Krisna o Rahma... se dice que todas las religiones son buenas (algo incomprensible ni con la mejor buena fe del mundo ya que hay diferencias antagónicas irreconciliables entre si) la reencarnación por supuesto es lo máximo....
ResponderEliminarEn fin, un coktail mortal y repugnante sólo apto para personas desesperadas y con fundamentos nulos de teologia y religiones.
Anónimo: cuando dices que es incomprensible el decir que todas religiones son buenas, ¿te refieres también al islam o solo a las que siguen ritos sangrientos, van contra las libertades y derechos naturales, etc.?
EliminarMito de paul johnson
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