¿ES CRISTO EL ÚNICO CAMINO?Por Gabriel Wüldenmar Ortiz (Texto adaptado de “La Incansable Llamada de Dios. La Revelación Universal. Origen y presencia mundial del concepto de Dios” ©, de Gabriel Wüldenmar Ortiz; Registro Propiedad Intelectual, nº: 04/2005/1429).
Ciertamente Cristo dijo que Él es el Camino, la Verdad y la Vida, que nadie va al Padre si no es por Él (Jn 14,6), pero habla como el Verbo (encarnado) de Dios (Jn 1...), y como cada vez que Dios ha hablado a los pueblos del mundo lo ha hecho necesariamente mediante su Verbo (su Palabra no encarnada), es evidente que las pretensiones exclusivas de Cristo, siendo verdad, al mismo tiempo no disminuye en nada la tesis universalista que exponemos. Dios es Uno, y si Cristo, Su Palabra, preexistente a su encarnación física y al mundo, es Dios, entonces Su Palabra, que está con Dios y es Dios, se da en Su Unidad cada vez que se revela en Su Espíritu en cualquier pueblo o época de la historia humana. “Nadie va al Padre si no es por Mi”significa que nadie va al conocimiento de Dios si no es mediante la revelación (Palabra, Verbo, Razón, Logos) del mismo Dios. De alguna manera, no se puede ir a Dios si no es mediante la revelación de Su Palabra (Mente, Logos, Razón, Verbo) que, Eterna y no encarnada, reveló a Dios a todos los pueblos, para luego hacerse carne en Jesús de Nazaret. Por eso, todos cuantos en la Prehistoria y en la Historia han conocido la Palabra de Dios, han sido en cierto sentido cristianos, incluso aunque no conocieran el cristianismo histórico.
Esta tesis no es un tardío u oportunista arreglo ecuménico apropiado para los nuevos tiempos, sino que hunde sus raíces en el cristianismo original, tanto en el carácter y pronunciamientos universalistas (y por tanto anti-exclusivistas) de Jesús (que se estudian en otro lugar), como en los textos apostólicos, que señalan claramente la salvación en otras religiones (Jn 17,3: la vida eterna no es conocer solo a Jesucristo sino que se extiende a los que conocen al único Dios verdadero; 1 Tim 4,10: Dios es el salvador de todos los hombres, en especial, pero no sólo, de los creyentes en Cristo; Hch 17,24ss: el Dios que predica el cristianismo es el mismo que ya conocían desde siempre otros pueblos paganos; ya antes de Jesús, el Verbo iluminaba a los hombres, Jn 1,4 y la salvación de Éste alcanza a los no cristianos, 1 Jn 2,2; Dios se ha revelado a todos los pueblos mucho antes del cristianismo, ellos conocieron originalmente al Dios verdadero, que se les manifestó en todo el cosmos, pero dejaron que su fe se degradase y perdiese y cayeron en ídolos y politeísmo, Rom 1,18-23, y Dios les ha dotado de una conciencia interna revelada por Él como Ley natural 2,14-15). Por eso son hermanos espirituales entre sí, e hijos espirituales de Dios todos los seres humanos que reconocen y obedecen al Padre del Cielo y escuchan su Palabra (Mt 12,50; Jn 1,12-13) vertida – como veremos – a mil y un pueblos de todos los tiempos, fuera de la cual o deformándola (sobre todo en su forma más excelsa y completa, la Buena Nueva de Jesús) no hay verdad (Gál 1,8; 2 Jn 10,11).
San Justino Mártir (Apolog. 2) en el s. II afirma que el Logos (el Verbo) es eterno y que también fue conocido por los paganos antes de la encarnación de Jesús. Aunque muchos sabios antiguos hayan sido considerados paganos, asegura Justino, eran, en cierta forma, cristianos, como todos aquellos que vivían conforme al Verbo en lo que les fue dado a conocer. Justino (Apolog 1,46), explicando Jn 1,9 (“el Verbo es la Luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a éste mundo”) afirma que “todos los hombres participan del Verbo de Dios y todos son cristianos si han vivido según el Verbo” (aunque no hayan conocido la predicación cristiana). “La semilla del Logos está plantada en toda la humanidad” (Apol 2,8,1), podría ser un buen subtítulo a esta obra sobre la revelación de Dios a todos los pueblos de la Tierra en distintas épocas. Por su parte, San Agustín habla de la “religión verdadera” que existió “desde el origen de la raza humana” y que sólo después de la venida de Cristo empezó a llamarse “cristiana”.
El gran humanista y sacerdote antifanático, Erasmo de Rotterdam, campeón de la tolerancia y la universalidad, escribió: “Dondequiera que encuentres la verdad, considérala como cristiana”. De hecho, el Nuevo Testamento ya asegura justamente la tesis de nuestra obra: que hubo un conocimiento previo del Dios vivo entre los llamados “paganos”, que han ido perdiendo o contaminando, pero que originalmente tuvieron, siendo una de las misiones del cristianismo motivarles a “volver” al Dios verdadero que conocieron en su tiempo (Hch 14,15). Los que realmente recuerden aún haber escuchado la voz de Dios, reconocerán a Cristo y le recibirán (Jn 6,45; 8,42), porque reconocerán en Él la misma voz de Dios que conocieron.
(Más información en:http://lacasadelasabiduria.com/obras.php)
viernes, 7 de octubre de 2011
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