miércoles, 10 de agosto de 2011
LOS PLANES DEL IMPERIO
Los planes del Imperio. Por Gabriel Wüldenmar Ortiz
El famoso informe Iron Mountain (Michigan, 1967), que convocó un equipo de quince especialistas (economistas, historiadores, psicólogos, empresarios de grandes multinacionales y compañías petrolíferas, militares de alta graduación, líderes del mundo académico, políticos), sigue plenamente de actualidad. Este informe alaba la guerra como promotora de la tecnología, condena el pacifismo como un mal social, aboga por un mundo belicista, clasista y totalitario, a la medida de los intereses de los poderosos. En el Informe se aplauden las diferencias de clase: debe haber clases inferiores al servicio de otras superiores y se debe luchar por mantener esta diferencia.
En dicho texto se lee que hay que promocionar una mentalidad belicista pues una sociedad pacífica es débil y está destinada a ser dominada por otras naciones. La naturaleza humana, nos ilustran estos individuos, impide la paz, es necesaria la cultura de guerra que genera un movimiento económico vital. En el mundo de paz hay que multiplicar el gasto social, cultural, tecnológico, ecológico, lo cual no favorece a la macroeconomía al nivel que lo hace la economía de guerra. Todo gasto social debe ser medido dentro de la economía de guerra y no como reemplazo de la misma.
En lo político, a la mentalidad belicista hay que agradecer la existencia de las naciones como entidades independientes y políticamente estables. Los ciudadanos, en efecto, se apegan y subordinan al sistema y apagan sus molestas reivindicaciones, se evitan las disidencias sociales incómodas y se fomenta la unión en torno al poder político y militar del sistema.
El Informe Iron Mountain afirma que hasta la actualidad, las sociedades con mentalidad belicista son las que han dominado el mundo y organizado sus instituciones. Hoy, gracias al poder militar velado o manifiesto en lo social y a la poderosa industria bélica, se consigue en lo económico un equilibrio a nivel nacional, se resuelve el problema de los “excedentes humanos” mediante las guerras, avanzan la ciencia y la tecnología (las cuales han debido sus mejores impulsos a las necesidades de esa industria bélica), asciende el nivel de vida de los beneficiarios y se influye con ventaja en el empleo, la producción y el consumo.
Sin las guerras, explica el Informe, no funciona la cohesión social y, además, las guerras, en especial las del Tercer Mundo tienen la ventaja de acabar con los excedentes de población. El Informe, celebrado en un refugio antinuclear de Michigan, aprueba la guerra atómica porque termina con los débiles y no sólo con los guerreros fuertes y con los poderosos (que se refugian en sistemas anti-nucleares protectores). Considera el satánico informe que es lamentable que los avances de la medicina y nutrición eviten las aniquilaciones masivas de población y que hoy en día sobrevivan niños débiles y enfermos, que deberían morir al nacer.
Mediante la guerra, las generaciones antiguas podrán mantener controladas a las jóvenes y promover el equilibrio de terror entre las naciones, base de su mutua comprensión (¡!). Si se suprime la guerra y la mentalidad bélica, la economía debería mantener de otra manera su alto nivel de gastos innecesarios (exactamente fomentando la fiebre consumista en los países enriquecidos y explotando al Tercer Mundo), la política y el estado necesitarían crear nuevos enemigos y fomentar el miedo para justificar la cohesión de los ciudadanos (y pervivir así el imperio de la mentira y la hipocresía). En efecto, cuando los enemigos clásicos desaparezcan (ej: los soviéticos), hay que buscar o fabricar nuevos enemigos para justificar el juego de guerra (árabes, chinos, tercermundistas, y hasta extraterrestres).
Para que las gentes sigan siendo fieles al sistema conviene tenerlos contentos y fomentarles objetivos y necesidades distractoras (alto nivel de vida, derroches en la carrera espacial, justificar la carrera de armamentos aludiendo a un supuesto peligro extraterrestre). Se propone asi mismo la creación de una policía y ejército mundiales, con todos los poderes y presentes en todo el mundo, así como contaminar masivamente el medio ambiente para mantener a la gente con miedo, unida frente a una amenaza global y no frente al sistema que la produce discretamente.
Otras formas de control social serían programas estatales de eugenesia-aborto (sólo nacerían los racialmente puros y sanos), programas espaciales irrealizables, sistemas de Seguridad Social de amplia cobertura, introducción de sectas fomentadas discretamente desde el poder... a fin de motivar al pueblo a su adhesión al sistema por los más variados caminos.
El Estado deberá aumentar sus capacidades para el control de los medios de comunicación, la censura disimulada de la información, destruyendo discretamente la vida y las propiedades que sean precisas. Para garantizar la preservación del imperio se propone controlar el desarrollo social, lograr el control de la economía derrocando y sosteniendo gobiernos, propone la aniquilación de disidentes (policía internacional omnipotente), así como la fabricación de nuevos enemigos: los extraterrestres, el Tercer Mundo, religiones tradicionales (hay que potenciar otras nuevas). También propone la creación de juegos sociales sangrientos, destruir el medio ambiente, crear nuevas enfermedades, etc. a fin de que la gente, atemorizada, busque la protección del sistema.
Es la imposición del Nuevo Orden Mundial – inspirado en la ética atea - a costa de lo que sea. “La amenaza externa resulta esencial para lograr la cohesión social como modo de aceptación de la autoridad política, por eso la amenaza (inventada) debe ser creíble, debe ser de una magnitud consistente con la complejidad de la sociedad amenazada y afectar a la población en su conjunto”. “La guerra es y será el mecanismo estabilizador económico de las sociedades (...) Es necesario pagar un precio en sangre en amplias áreas del interés humano”...”Resulta totalmente posible que el desarrollo de una forma sofisticada de esclavitud se transforme en un requisito absoluto”.
Cuando este informe se filtró (uno de los expertos que lo elaboraron tuvo “mala conciencia”), ocasionó una gran polémica y los portavoces del imperio lo negaron. Pero la mejor prueba de su autenticidad es que se ha ido cumpliendo y se está cumpliendo, y eso que fue elaborado en los años 60, cuando parecía ficción. Además, este informe no ha sido nunca negado por el gobierno USA, sino que fue leído y comentado por los más destacados intelectuales y políticos de USA. Henry Kissinger y Hermann Hahn, altos miembros de la política, han hablado contra él cuando se publicó, lo que es tanto como reconocer su existencia e intentar hipócritamente evitar el rechazo público que se formó cuando se publicó.
Se sospecha, además, que pudieran estar implicados, lo que dado su historial no sorprende en absoluto. Kissinger diseñó una política de intervención de una fuerza de seguridad mundial única justificada por una amenaza real o inventada y que provocaría que la gente de todo el mundo suplicara a sus líderes protección sin importarles, por miedo, abandonar sus derechos individuales por la garantía de su bienestar que les concediera un gobierno mundial. La Trilateral, verdadero gobierno oculto del mundo, reúne personalidades de la economía, la política y el mundo académico. Si a esto uniésemos los jefes militares tendríamos la misma composición en la Comisión Trilateral y en el comité responsable del Informe Iron Mountain. Es sospechoso también que las propuestas para la solución de problemas de la Trilateral son ofrecidas como “auxilio para la decisión” a los gobiernos y empresas (igual que el informe Iron Mountain) y que los temas más importantes y recurrentes sean “Política de Seguridad” y “problemática Norte-Sur” (los mismos temas de Iron Mountain).
El investigador italiano M. Coppetti, a principios de los 70, denunció la conexión de este informe con los planes de USA respecto a la paz con Japón tras la segunda guerra mundial, y tanto él como numerosos analistas relacionan el informe Iron Mountain con objetivos estratégicos a largo plazo de la CIA, como crear una constante psicosis mundial de guerra que justifique el negocio de las armas y el no reparto de los bienes. Señalan al economista y asesor presidencial, J.K. Galbraith como inspirador del documento, que, estando muy lejos de postulados anti-sistema, está seguro de la autenticidad del Informe Iron Mountain “sin género de discusión”.
Las guerras tras el 11-S parecen la realización de la ideología y previsiones de Iron Mountain: crear nuevos enemigos (tras la caída de la URSS), mantener y alentar la cultura de guerra, excusas para apoderarse de las fuentes de energía y obtener grandes benéficos económicos con la guerra, excusas para el recorte de las libertades, etc. De hecho, Iron Mountain menciona a la Rand Corporation, uno de los grupos de presión más importantes de USA, pronosticador del 11-S, al que pertenece Donald Rumsfeld, uno de los mayores beneficiados por la guerra de Irak.
(Más información en:http://lacasadelasabiduria.com/obras.php)
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Es ya cansino lo repetitivos que son los que manejan la economia e industria del mundo para, unicamente, su propio beneficio y perjuicio de la masa sucia, como nos llaman. Una cosa esta clara, sea cierto o no que estos informes se han escrito, queda claro que sus planes son calcados del libro de Orwell 1984, mezclado con, un mundo feliz de Huxley y muchos otros que visionaron un futuro en el que tristemente hoy ya es presente, pero creo, o quiero creer que los planes de esta casta de psicopatas no se cumplan, porque por suerte hay mucha gente consciente de una realidad aterradora, otra mucha que esta despertando y mucha mas aun por despertar
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